jueves, 7 de diciembre de 2006

LA NARANJA MECÁNICA SE PRESENTA AL MUNDO

Su mayor logro como internacional llegó en la Copa Mundial de la FIFA Alemania 1974. Holanda entró en el torneo con pocas expectativas, habiendo pasado apuros para clasificarse y con el equipo dando pocas señales de compenetrarse con las tácticas del técnico Rinus Michels. Para sorpresa de todos, las piezas del rompecabezas encajaron repentinamente y, después de la primera ronda, Holanda fue aclamada de manera unánime por la prensa internacional como favorita para alzarse con el título.

Era la época de la revelación del fútbol total, un estilo de juego que el mismo Cruyff encarnaba. Aunque era alineado como delantero centro, merodeaba por todo el campo, surgiendo allí donde pudiera para hacer daño al oponente. Los demás jugadores se adaptaban con flexibilidad a su rotación, intercambiando posiciones con frecuencia, de modo que las funciones tácticas del equipo siempre se cumplían, pero no siempre por la misma persona. Se trataba de una concepción revolucionaria que cautivó al mundo entero.

Era la hora de los naranjas y de Cruyff. En la segunda vuelta, el propio maestro materializó sus dos primeros goles en la vapuleada por 4-0 que Holanda infligió a Argentina, posiblemente el mejor partido del torneo. El enfrentamiento con Alemania Oriental fue un asunto más comedido, que los holandeses ganaron por 2-0. En el último de los partidos de la segunda ronda de grupos, Holanda se encontró con Brasil, en lo que prácticamente se consideró como una semifinal. . Al final del turbulento choque, Holanda salió vencedora por 2-0. Cruyff marcó el segundo gol holandés, que es recordado como uno de sus tantos más bellos en el ámbito internacional. Llegó en el minuto 65, cuando enganchó un centro de Krol y descerrajó una volea que pilló a contrapié a Leao, penetrando por el lado izquierdo de la portería.

Cruyff volvió a hacer una exhibición de su talento en la final, cuyo espectacular comienzo será difícil de olvidar. El holandés efectuó el saque inicial y el equipo se concentró en administrar la pelota. Tras haber cambiado de pies 14 veces entre los jugadores naranjas, el esférico regresó a poder de Cruyff, que se lanzó en carrera, se zafó de Vogts y fue derribado por Hoeness dentro del área. Neeskens transformó la falta en gol desde el punto penal, sin que ningún jugador alemán hubiera tenido ocasión de tocar el balón. Sin embargo, los holandeses no supieron aprovechar su ventaja, y permitieron que los alemanes regresaran al partido. El equipo anfitrión empató a raíz de otro penal y, a dos minutos del descanso, se adelantó por medio de Gerd Mueller. En la segunda mitad, los holandeses no pudieron superar la infranqueable barrera de Sepp Maier y dejaron escapar la copa. El título de mejor jugador del torneo, adjudicado a Cruyff, sirvió de pobre consuelo.

Durante el torneo de Alemania, Cruyff anunció que no jugaría en la siguiente Copa Mundial, que se iba a celebrar en Argentina, principalmente porque no quería estar alejado de su familia durante tanto tiempo. Eso y sus desavenencias con la federación de fútbol de su país, acarrearon el prematuro final de su carrera internacional.

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